El Silbon
Cuenta la leyenda que después
de asesinar a su padre, el hombre fue castigado con un mandador de
pescuezo (típico del llano), al tratar de huir fue mordido por un perro
tureko, para concluir el castigo su abuelo regó sobre sus heridas gran
cantidad de ají picante. El recuerdo y mención de lo sucedido libra a
las personas de ser atacadas por este espíritu errante conocido como el
silbón.
El
Silbón se presenta a los borrachos en forma sombrío. Otros llaneros le
dan forma de hombre alto y flaco. usa sombrero y ataca a los hombres
parranderos y borrachos, a los cuales chupa el ombligo para tomarles el
aguardiente.
La
tradición explica que al llegar el silbón a una casa en las horas
nocturnas, descarga el saco y cuenta uno a uno los huesos; si no hay
quien pueda escucharlo, un miembro de la familia muere al amanecer.
Otra
versión dice que fue un hijo que mato a su padre para comerle sus
"asaduras". El muchacho fue criado toñeco (mimado), no respetaba a
nadie. Un día le dijo a su padre que quería comer vísceras de venado. Su
padre se fue de cacería para complacerlo pero tardaba en regresar. En
vista de esto el muchacho se fue a buscarlo y al ver que no traía nada,
no había podido cazar el venado, lo mato, le saco las vísceras y se las
llevo a su madre para que las cocinara. Como no se ablandaban, la madre
sospechó que eran las "asaduras" de su marido, preguntándole al
muchacho, quien confesó la verdad.
De
inmediato lo maldijo para toda la vida. Su hermano Juan lo persiguió
con un "mandador", le sonó una tapara de ají y le azuzó el perro
"tureco" que hasta el fin del mundo lo persigue y le muerde los talones.
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